"Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas yo escojo
la del pirata cojo con pata de palo
con parche en el ojo, con cara de malo
el viejo truhán capitán
de un barco que tuviera por bandera
un par de tibias y una calavera"
De "El pirata cojo" de Juaquín Sabina
Por lo general, todos tenemos a alguien a quien admirar, ya sea por sus cualidades como persona, por las cosas que hace o hizo, por las cosas que piensa o por lo que sea.
Quizás la norma general debería ser que estos personajes deberían ser un ejemplo a seguir, pero al parecer no siempre es así. Hay ejemplos notables en la historia del hombre en donde estos personajes muchas veces escapan de cánones morales y éticos, a veces para cumplir sus objetivos y otras veces en sus vidas personales y privadas.
Yo tengo muchas personas a las cuales admiro por sus actos, por sus consecuencias con la vida, pero también muchas veces no comparto sus medios o sus formas de llegar al fin.
Tengo en mis altares al Che Guevara, que para mi es un ejemplo de consecuencia, de amor al prójimo desposeído y abusado, un revolucionario de su tiempo, pero su camino no es el mio. La vía armada o la revolución armada no es mi ideal. Para mi las palabras pueden más que cien balas, y soy partidario de la revolución de las ideas, revolución que parte de la base de la educación de verdad y de calidad, donde al pueblo se le entrega un arma mucho más poderosa que un fusil, y es por eso que nuestros gobiernos no hacen nada por entregarnos esta herramienta, porque la gente que hoy tienen embobada entre la droga, las barras bravas y el regetón, se levantaría y diría por fin un estrepitoso "no" a todo lo que ellos hacen. Eso el Che lo sabía de sobra, pero su tiempo y sus convicciones lo llevaron a lograr ese fin por un camino que no comparto.
En el fútbol, el más grande indiscutido por mi, es Maradona, quien podía hacer un poema con la pelota pegada al pie, el que fue capaz de hacer uno de los mejores goles en un mundial justamente a inglaterra cuando el pueblo argentino sufría por una guerra estúpida y suicida en las malvinas. El 10 es un señor del balón, un tipo tocado por "la mano de dios", pero su vida es un desastre, involucrado con la mafia italiana y las drogas que nunca lo dejarán tranquilo, drogas que son como una amante que no puedes dejar, aun cuando sabes que te hace mucho daño. Que pena por el pibe, pero es un maestro con una pelota de cuero.
Mi estrella nacional es por supuesto Marcelo Salas, el matador(que lo encuentro mejor para la pelota que bam bam), capaz de sacar un gol de su sombrero de mago justo en el momento en que todo era imposible y maravillarnos con un truco que aún no descubrimos cómo se hace. Para mi los mejores momentos que me dió como hincha de la roja fue con el excelente gol que convirtió frente a los ingleses, donde con un pase de media cancha del coto, no dejó que la pelota tocara el suelo y la clavó en la red. El segundo, y quizás el más emocionante, fue el gol que le hizo a los italianos en el mundial de francia, con un cabezaso que pasó entre la estirada del portero tano y el poste, tan perfecto que fue un golazo, y nos hizo emocionarnos con un glorioso 2-1 en un mundial. Lo malo es que el partido terminó empatado a 2 por un penal de dudosa reputación que un árbitro de poca monta nos cobró.
En la poesía, está el gran señor Mario Benedetti, quien nos dejó hace muy poco, quien me enseñó a mirar una poesía con sentido, sentimientos y cercana a un pueblo que se pierde al leer tanta metáfora rimbombante y enredada. Benedetti es un hombre que por lo general va al grano, quien le dice pan al pan y vino al vino, que nos conmueve con una novela como la tregua y nos ilusiona con unos poemas de otros. Nos identificamos con los fulanos y menganas que aparecen mágicos entre sus lineas y nos muestra un amor simple y efectivo, y un compromiso con el pueblo latinoamericano abierto y consecuente.
En la música, mi última adquisición, que es la que más ha durado, es el maestro Joaquín Sabina, que son sus letras graciosas e ingeniosas me llevaron a la conclusión que se puede escribir y cantar al amor sin caer en cursilerías baratas ni en lagrimeos al por mayor. Hay mitos que dicen que Arjona le plagia ideas de las canciones de sabina y le pone un par de malas rimas y una música con acordes básicos para que crean que es un poeta y venda sus discos, lo cual es muy fácil de descubrir si se hace un examen minucioso de las canciones de Arjona. Pero Sabina nos habla más bien del desamor, sin un pañuelo, más bien con un vaso de guisqui sin soda y un cigarro trasnochado, con una guitarra o un piano que se destemplan de tocas hasta el amaneces en algún bar de mala muerte con mujeres de dudosa y peligrosa reputación. El también tuvo una vida llena de excesos, entre las drogas y el alcohol que desgastaron su voz y que casi lo llevó a cantar al "otro lado" cuando le dió un ataque cerebral. Un maestro.
Otro gigante es Silvio Rodriguez, quien me enseñó a tocar la guitarra y a vibrar con acordes y melodías de una trova cubana que la transformó en latinoamericana. Un maestro.
Otros grandes del rock en español que no puedo dejar pasar por su influencia en mi vida han sido Charly García, Fito Paez y el gran salmón Andrés Calamaro.
Hay un personaje ficticio, un personaje de serie gringa que me identifico en ciertos aspectos, que es el doctor House. Un tipo franco y directo que pareciera que no tiene sentimientos y que no le importan las consecuencias que traerán sus actos, pero es un empecinado a cumplir su misión, que muchas veces se escapa del hecho de salvar vidas, y es más bien el curar enfermedades. Le importa un carajo sus pacientes, pero le importa en demasía hacer bien las cosas.
Como pueden ver, a veces los ídolos nos llevan a creer en un mundo mejor, aun cuando sus vidas no son de las mejores, pero estoy seguro que en lo que hacen, en eso que nos regalan no hay quien los supere. Quizás también, puede que estos personajes contradictorios nos deslumbren por el simple hecho, de que hacen cosas que nosotros quizás nunca haremos, pero nos gustaría mucho hacer.