"Espero no haber hecho mal a nadie
necesitaba ser libre"
De "La Verdadera Libertad" de Andrés Calamaro
Estoy pasando por un momento crítico, y se que no es primera vez que me pasa.
Es difícil ser yo, y aunque no es una frase originalmente mía, suena bien viniendo de mi. Ser orgulloso, ególatra, solitario, irresponsablemente responsable. Suponer que la vida no me pasa por encima, sino más bien que paso por encima de la vida. Aceptar que nadie es perfecto, pero no permitirme cometer errores. Renunciar a todo tipo de compromiso, con excepción a mi hijo, todo por creer que la gente no es comprometida.
Es complejo tratar de comprender, tratar de comprenderme, tratar de comprender que si no me comprendo, malamente puedo esperar a que otra persona me comprenda.
Hace diez años, más o menos, solía ser un tipo muy responsable, muy maduro, que dictaba cátedras a sus pares, que era mirado desde lejos, con amigos con los cuales disfrutábamos mutuamente nuestra compañía. Pero el tiempo pasa, y nos pasa como una aplanadora, claro, siempre y cuando nos quedemos parados, nos quedemos inmóviles pensando que esa aplanadora no nos aplastará como a viles cucarachas, pero sorpresa! sí nos aplasta.
Es difícil, claro que lo es.
Cuando cumplí treinta, declaré que mi vida había llegado a la mitad, que desde ese momento comenzaba a vivir en cuenta regresiva, por lo tanto, había que disfrutarlo tanto o más que los treinta años anteriores, pero no analicé que mis deseos, quizás no se alineaban con los deseos colectivos de todos los que me rodeaban, y por lo tanto me volví un irresponsable.
Mientras escribo esto, Milanés canta en mi compu un verso de Benedetti que dice "uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho, de no hacer lo que no quiere". Yo ya no se si no quiero hacer lo que no quiero, al parecer a la gente le va muy bien cuando hace eso, cuando hace lo que todo el mundo espera que haga, aun cuando no quiera hacerlo. En otros tiempos, ese verso era leído como un acto magnánimo de consecuencia, tema ya tratado en este espacio, que hoy declaro como "mis quince minutos de gloria", aun cuando a mi me toma mucho más de quince minutos escribirlo, y si es que alguien lo lee, le demora mucho menos.
En fin, o en resumen, hoy soy un irresponsable, sigo siendo el mismo ególatra pero me siento menos egoísta que antes, sigo creyendo en la imperfección pero no puedo permitirme errores, empecé creyendo en el serumano, luego los desprecié por idiotas al no luchar por su felicidad, por ser cobardes, pero ahora vuelvo a creer en esta raza, que créanlo o no, resultan ser más extraños que yo, que soy también un serumano.
Debo tomar una decisión, y eso me cuesta, porque cuando tengo que decidir algo, me gustaría que nadie perdiera, que nadie saliera herido, pero esta quimera es imposible, ya que las decisiones implican optar por una opción, y si hay que optar, quiere decir que no todas las variables está de acuerdo. Lo que si tengo claro es que debo seguir, debo evolucionar, después de haber involucionado demasiado. Debo ser consciente de mi tiempo y de mi espacio, no añorar lo que fue o lo que pudo ser. Sabina dice en una de sus canciones "no hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió", y quizás eso hago yo inconscientemente, tratando de recuperar un tiempo perdido, que se define como perdido porque no se puede recuperar, y eso es una verdad en sí misma.
Creo que debería sacar lo mejor de mi, buscar en mi interior lo que me gusta, desechar lo malo, o lo que no me guste, y construir un mundo en el aquí y el ahora, pero francamente es difícil, da un poco de miedo, no saber qué es lo que hay al atravesar esa puerta.
No quiero ser un prototipo clásico de hombre maduro, que hace lo que esperan que hace y no hace nada para cumplir sus sueños o metas. Yo tuve una mujer que esperaba eso de mi, y creo que aun lo espera, aun cuando ella lo niegue, porque ella cree que yo al cumplir mis sueños, destruyo la seguridad de todos, y una de las cualidades de madurez es ser una máquina de soluciones para la mujer, y se olvida que las parejas se inventaron para que fueran dos personas, no una.
Quizás las imbecilidades que escribo no las lea nadie, pero me sirven para ser honesto con alguien, o con algo, al igual como lo hacía cuando escribía poemas y pensaba que podía ser famoso e importante haciendo eso, y lo que era mejor, ganarme la vida. O quizás, como fue el título de un disco de Congreso, para los "arqueólogos del futuro" esto sea un material de estudio. Quizás mi hijo o su hermano lo lean, y muevan la cabeza con pesar por las estupideces que pensaba. O quizás mi tremendo ego me haga pensar que esto a alguien, algún día o en algún momento le pueda interesar.
Es difícil, es complicado, pero, mierda, se tiene que hacer no mas.