"...Quién me abrirá los cajones
quién leerá mis canciones
con morboso placer
quién se acostará en mi cama
se pondrá mi pijama
y mantendrá a mi mujer..."
De "Si la muerte pisa mi huerto"
Joan Manuel Serrat
Hace un par de semanas, el esposo de una vieja buena amiga (pero no de las más viejas buenas amigas, más bien de las nuevas viejas buenas amigas), sufrió un accidente automovilístico y murió a raiz de eso, debido presuntamente a que se quedó dormido manejando de vuelta de un carrete a dos cuadras de su casa y se estrelló con un árbol, y acudí, como lo suelo hacer en estas ocaciones cuando me avisan, al velorio algunas horas y al funeral.
En estas ocaciones, es cuando me pongo medio metafórico y pensador y empiezo a filosofar de la vida y de la muerte, y me pregunté y lo pregunté a algunos asistentes al velorio (a lo cual me miraron como bicho raro...qué raro!) qué rara son algunas cosas, será que uno tiene el último día predestinado o es parte de la irresponsabilidad humana el hecho de tener un accidente y morir en él? o será, me preguntaba, que esto ya estaba "escrito" y de todas formas iba a suceder?
Son preguntas que dejan abierto todo un debate teológico metafísico trascendental, ya que el cura que ofició el responso tipo requiem, nos habló que nuestra hora ya está señalada, pero que no quiere decir que debemos de andar con irresponsabilidad por la vida y siendo temerarios porque nada nos pasará, lo cual encuentro una contradicción en sí mismo, porque si supiéramos el día y la hora lo más seguro es que viviríamos con cierta irresponsabilidad sabiendo que el acto irresponsable no nos produciría un desenlace fatal. Por otro lado, creer esta teoría implica creer también en el destino, que esta "escrito" y que no se puede modificar, y choca con la teoría un poco más liberal que nos habla de que el destino lo creamos nosotros y que somos responsable de él y de nuestra vida y obviamente de la vida de quienes nos rodean.
Entonces las dos preguntas chocan con aquello que desconocemos como seresumanos, que es la muerte, y es bien sabido que es una parte importante de la vida, ya que es donde ésta acaba y debería empezar otra, donde la mayoría de las creencias y religiones y fe se apoyan para procurar que las personas sean buenas y no cometan malas acciones, ya que después de este paso nos pasarán la cuenta.
Yo, como buen creyente exceptico de mis propias teorías, no tengo la respuesta correcta, como otras doctrinas afirman tener, porque todavía no puedo comprobar mis ideas, y es por eso que siguen siendo ideas y teorías y no hechos concretos, por lo que debo continuar con mis interrogantes sobre esto misterios de la vida y de la muerte, y lo más que podría hacer es conversarlos con quien quiera debatir ideas y con quienes encuentra que los temas complejos y conflictivos son los más exquisitos de palabrear.
Algún día la muerte tocará a mi puerta, obviamente trataré de hacerle el quite, como todo buen serumano que se jacte de tal, pero será la cita más inevitable que tendré. Ese día, irremediablemente se contestarán mis interrogantes (espero) y sabré qué hay detras de ese umbral que a los vivos se nos priva de curosear.
Quizás, lo único malo sea que no podré contárselo a ningún vivo.