porque ha logrado acumular objetos
pobre mortal que desalmado y bruto
perdió el amor y se perdió el respeto"
de Bolero y Habaneras, Silvio Rodriguez
Hay muchas cosas que me faltan, y quizás muchas cosas que me faltarán toda la vida, pero si hay algo que quizás me sobra es ser consecuente.
Cuando era "joven y audaz", ser consecuente era un "valor" tan importante que quizás era el más importante de todos luego de la amistad. Pero, antes de conocerlo, de palparlo y hacerlo mio, era sólo una palabra incomprensible que retumbaba siempre en mis oídos cuando la pronunciaban esas personas que tanto admiraba y que aún lo hago. Hasta ese momento, lo relacionaba con la palabra consecuencia, que para mi es es lo que pasa luego de que uno hace algo:"recuerda que toda acción trae su consecuencia"... Pero con el tiempo descubrí que ser consecuente es ser sincero, por ejemplo, hacer las cosas que uno realmente piensa, o tener ideas que realmente crea. Ser consecuente también es un estilo de vida, por ejemplo, vivir como yo quiero vivir y no vivir una vida que no me corresponda.
En base a esas acepciones creo que ser consecuente con la consecuencia tienen mucho que ver, y está casi de cajón, ya que mis pensamientos y creencias deberían crear una consecuencia en mi actuar. Pero también va más allá. Ser consecuente implica un sacrificio, un no trocar mis ideales por nada, siempre y cuando no le hagan daño a mucha gente.
Desde que decidí ser consecuente con mi vida, ha sido una ardua tarea. Es difícil no caer en la tentación de vivir fácil, de ser uno más de los inconsecuentes que caminan por la calle vendiéndote una realidad que no existe ni creen, o viviendo vidas que no les pertenecen.
Gracias a esta porfía, es que he perdido muchas cosas, pero he ganado otras, y en el balance o en el resumen, sin lugar a dudas que ha valido la pena, aun cuando haya quedado lleno de cicatrices.
No me interesa llenarme de objetos sin alma, ya que todo lo que tengo tiene su historia, tiene sentido, y no es que si no tengo más es porque no tengo ambiciones o aspiraciones, es simplemente porque no puedo tenerlo, porque para tenerlo tendría que romper uno de mis principios fundamentales, que es vivir con lo puesto y tratar de no gastar más de lo que tengo.
No tengo el don de ahorrar, ni miro al futuro como una cuenta de ahorros, es más, gasto todo lo que tengo y cada mes empiezo de nuevo, y eso me hace feliz.
No le doy mayor importancia a los objetos que la que se merecen.
Prefiero darle importancia a otras cosas, a mis amigos, a los viejos y a los nuevos, a mis estudios, a mi hijo y a su hermano, a mi trabajo, a mis logros y a mis fracasos también, pero a lo material... lo siento, yo no soy así.
Prefiero mil veces disfrutar lo poco que tengo, que lamentarme por lo mucho que me falta.